Cuando el corazón no llora, llora el cuerpo
Existe una conexión
entre las enfermedades y las emociones. Las emociones no surgen de la nada,
sino que están relacionadas con nuestro modo de interpretar lo que nos sucede y
estas reacciones pueden dar lugar a síntomas fisiológicos. Del mismo modo que las
enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor,
miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos que tienen su reflejo en
cómo sentimos nuestro cuerpo.
Cuando la relación
mente cuerpo ve alterada su armonía, debido a emociones displacenteras,
sentimientos negativos, baja autoestima y situaciones de estrés, aparecen las
enfermedades psicosomáticas. Son consideradas dolencias físicas cuya aparición
y curso puede relacionarse con factores psicológicos. Al hablar de síntomas
psicosomáticos nos referimos a las dolencias físicas para las que no se tiene
la posibilidad de practicar un diagnóstico médico.
“Todas
nuestras emociones se inscriben al nivel del cuerpo”
-Boris
Cyrulnik-
Proyección de las emociones en el cuerpo
Existen diferentes
modalidades en las formas de manifestación de trastornos o alteraciones
orgánicas que tienen su correlato con factores de orden psicológico:
Digestivas: colon
irritable o síndrome de intestino irritable. Se vincula con la ira, el enfado,
y la agresividad.
Corazón y sistema
cardiovascular: relacionado con la euforia, histeria, excitación,
hipersensibilidad y nerviosismo.
Respiratorias: en la
depresión ante el factor sorpresa se corta la respiración, la emoción sofoca y
los estados de angustia ahoga.
Endocrinas: se ven
alterados por desequilibrios emocionales como la ansiedad, la duda, el escepticismo
y los celos.
Genitourinarias:
vinculados al miedo, la falta de autoestima, la timidez y la desesperanza.
Dermatológicas o
cutáneas: guardan relación con las dificultades para comunicarse cuando uno
quiere imponer su palabra, el exceso de autoridad y el dominio sobre los demás.
“La cuestión
no es que enfermedad tiene una persona, sino quien es, la persona que tiene la
enfermedad”
-William
Osler-
Nuestro cuerpo grita cuando las emociones callan
Ante una misma
dolencia o enfermedad su manifestación física se desarrolla de una u otra
manera, dependiendo del estado de ánimo con el que la afrontemos. En
enfermedades como el cáncer o la fibromialgia está demostrado que el aprender a
gestionar las emociones y encontrar cierto equilibrio emocional ayuda a la
recuperación del paciente.
Cuando las emociones
no se expresan se produce un déficit en la mentalización de las emociones, las
sensaciones corporales aparecen escasa o nulamente asociadas a estados
mentales.
Un concepto muy
importante relacionado con la incapacidad de expresar emociones es la
alexitimia. Describe un grupo de síntomas observados en personas con
enfermedades psicomáticas y manifiesta una dificultad en identificar y
describir emociones, así como una vida de fantasía interna empobrecida.
Las diferentes
causas de la alexitimia incluyen rasgos hereditarios, genéticos, neuronales,
lesiones cerebrales, o traumas. Las personas con alexitimia son a menudo
descritas por los demás, incluyendo a sus seres queridos, como frías y
distantes. Carecen de habilidades empáticas y tienen grandes dificultades para
comprender y responder con eficacia a los sentimientos de otras personas.
La represión emocional
Se ha planteado la
existencia de un fenómeno de represión emocional en la alexitimia. La represión
serviría para mantener experiencias dolorosas o desagradables fuera de la
conciencia. Los individuos la utilizan como una estrategia defensiva y
tendrían, por lo tanto, menos acceso a recuerdos emocionales, especialmente a
aquellos acontecimientos negativos o desagradables.
El bloqueo emocional
es la respuesta dada por muchas personas a un padecimiento vivido como
amenazador o grave, reflejado en la dificultad para reconocer y regular las
emociones propias, con objeto de autoprotegerse contra el sufrimiento. Aunque
lejos de proteger, este estilo emocional
tiene graves consecuencias clínicas y sociales. Lo que la boca calla el cuerpo
grita.
La mayoría de
las enfermedades las ocasionamos nosotros mismos mediante emociones no
liberadas
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