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EN CIERTO MOMENTO
Yo soy responsable de cada lágrima y dolor, que le causo al otro. Si me doy cuenta de esto en algún momento, querré reparar mi desliz. Si no noto el error, es casi seguro que experimentaré una condición similar y derramaré una lágrima, idéntica en consistencia, a la que hice brotar. Seré visitado por una privación, una pérdida, una injusticia o enfermedad.
Así aprendemos, sintiendo en nuestra piel y en nuestra alma, lo que nos hacemos un al otro. No es una cuestión de castigo, sino de
aprender, que todos tenemos las mismas terminaciones nerviosas y la misma
sensibilidad en el alma.
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