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LA PUERTA ABIERTA
Se preguntó: ¿qué había sido de la gracia? ... ¿cuándo
y dónde se había marchado? Precisamente, ¿ cuando todo había pasado? era
imposible saberlo; solo pudo formular algunas otras preguntas.
Con el tiempo, se dio cuenta de que además de la gracia,
otras delicias habían desaparecido de la casa. Y ella no se fue sola, la
esperanza fue la primera en tomarse de la mano. Una vez abierta la puerta, era
como soltar un desagüe por el que, en pequeñas pero ciertas dosis, se escurría
todo el calor que existía en la calidez de su interior. En esta escapada, no
quedaba nadie para cuidar el jardín o avivar la chimenea.
Su otra pregunta era: de ser así, ¿no sería un efecto nocivo de la rutina? pero concluyó que por la misma puerta abierta podrían haber entrado cosas nuevas, que no lo hicieron!
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